Empezamos el año lleno de nuevos propósitos… hacer ejercicios, empezar la dieta, estudiar el idioma que habías empezado o querías empezar, buscar un nuevo trabajo, etc y pasados unas semanas e incluso días estos objetivos que con tantas ganas e ilusión te propusiste se desvanecen, quizá para empezarlos el próximo lunes, el próximo mes, después de…, quizá ya mejor el próximo año.
Una de las “justificaciones” que nos solemos dar con mayor frecuencia es la de no tener tiempo… “es que ahora no tengo tiempo” nos decimos y seguimos a la carrera, pensando en lo que tenemos que hacer y que vamos tarde…
Toda esta carrera, este estrés que vamos acumulando, termina por desgastarnos. Y todo ello, al ser consecuente natural de un esfuerzo físico y mental podría estar bien, quizá hasta es inevitable. Sin embargo, la pregunta que me viene a continuación es ¿que hacemos para recuperarnos? ¿para recargar fuerzas y seguir adelante?
En el aspecto físico puede ser un poco más fácil pues para ello nuestro cuerpo nos da información directa… y si no lo atendemos puede hacernos caer rendidos de agotamiento.
Pero ¿qué pasa con la parte mental? ¿Le damos una verdadera atención?
Creo que no y podría decir que ello se debe en parte al vivir en una sociedad cuya cultura es que lo que hacemos es “para ayer”, “vamos tarde” por tanto vamos con prisa, sin disfrutar lo que hacemos en el momento actual, del Camino, enfocados, tan solo, en el resultado final.
Si eres capaz de ver esta realidad, entonces serás capaz de ponerle una solución. A veces nos decimos que no tenemos tiempo ni para respirar y (aunque no de forma literal) esto es verdad. Las cosas, como todo, necesitan su tiempo para gestionarse… aun no hemos descubierto la varita mágica que crea o gestiona las cosas de forma instantánea… todo requiere un proceso y por tanto un tiempo. Pretender eliminar el tiempo mínimo requerido es como pretender volar sin alas (aunque tal como vamos quien sabe que algún día lo consigamos, verdad?).
Y entonces, ¿cómo hacer para recargar este desgaste mental?
Existen una cuantas alternativas, solo depende de ti ir probando las opciones y encontrar la mejor alternativa para ti: bailar, pintar, cantar, pasear, meditar, quizá simplemente respirar.
¿Conoces el cuento del Leñador?*
Había una vez un leñador que empezó a trabajar en un aserradero. El puesto ofrecía un buen sueldo y mejores condiciones de trabajo, así que puso todo su esfuerzo en desarrollarlo debidamente.
El primer día, le entregaron una sierra y le asignaron una zona de trabajo.
El leñador, entusiasmado, salió al bosque y en un solo día cortó 18 árboles.
-Te felicito, le dijo el capataz; sigue así.
Animado por estas palabras, decidió mejorar su propia marca, de tal modo que esa noche se fue a descansar pronto.
Al día siguiente, se levantó muy pronto, antes que nadie, y se fue al bosque.
Esta vez, a pesar de todo el empeño puesto, consiguió cortar solo 15 árboles.
Triste por el poco rendimiento, pensó que tal vez debería descansar más, así que decidió acostarse con la puesta del sol y levantarse al amanecer. Volvió a intentar superar su marca inicial, pero esta vez sólo consiguió cortar 10 árboles. Al día siguiente fueron 7, luego 5, hasta que al fin de esa primera semana de trabajo solo consiguió cortar 2 árboles.
No podía entender que sucedía pues ponía todo su esfuerzo, como el primer día. Consternado por la situación y por respeto al capataz, decidió presentar su renuncia:
– Señor, no sé que me pasa, ni tampoco entiendo por que he dejado de rendir en mi trabajo.
El capataz, que era un hombre muy sabio, le preguntó:
– ¿Cuándo afilaste tu sierra por última vez?
¿Afilar? Jamás lo he hecho, contestó. No he tenido tiempo de afilar mi sierra, no podía perder tiempo en eso, estaba muy ocupado cortando árboles.
Y tu, ¿ya afilaste tu sierra?
Disfrútalo
Permítete Ser Feliz
_______________
*Stephen Covey, Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva (7º hábito: afilar la sierra)
*Jorge Bucay, Cuentos para pensar (El Leñador Tenaz)