Marcos llegó a la consulta, pues quería “revisar” y “entender” lo que le estaba pasando.
Entre otros temas, comentó que, aunque no era algo nuevo, últimamente venían a él pensamientos inquietantes y perturbadores, a los que no les encontraba sentido pero lo dejaban con un mal cuerpo, como si fuesen premoniciones que luego no se cumplían.
Que alivio sintió cuando comentamos que ello es, hasta cierto punto, “normal” y que, aunque pareciera lo contrario, ese tipo de pensamientos eran bastante comunes.
Vamos, él no era el único…
¿Te ha pasado alguna vez, estar trabajando alguna manualidad y por una milésima de segundo imaginar que pasaría si te dieras de lleno con la herramienta? Quizá hasta el gesto de dolor apareció en tu rostro instintivamente; o, ir por la calle y que, de pronto, al ver cruzar a un perro suelto ¿imaginarte ser atacado por él?
Y así sucesivamente, podríamos subir el grade de intensidad de estos pensamientos, muchos de ellos mucho mas presentes a propósito de la pandemia, ¿te suena?
Es aquí en donde, nuestra realidad cambia de tonalidad. Por algún motivo/recuerdo real o imaginario (mas bien) hubo un destello en nuestro interior que nos hizo ir a buscar unas gafas de protección, encontrándonos, de pronto, usando las gafas de los “Y SIs”:
Y si me hago daño con la herramienta;
y si el perro me ataca;
y si me contagio;
y si me muero,
y así, un largo, larguísimo etc… nuestra imaginación es infinita.
Lo verdaderamente cierto es que todos estos pensamientos solo tienen un propósito, y NO, no están para volvernos locxs. Su ingrata misión es la de mantenernos en alerta ante el peligro, y así, estar preparados y prevenidos.
Y es que nuestro cerebro es esa maquinaria perfecta “diseñada” para mantenernos en la SUPERVIVENCIA sin mas, y estos pensamientos son como los soldados ejecutores de la Gran Misión.
Remontémonos a la época de las cavernas, en las que los seres humanos vivíamos rodeados por constantes amenazas.
Si nuestro cerebro se hubiese mantenido, por ejemplo, en modo contemplativo, disfrutando simplemente de lo que le rodeaba, nuestro tiempo de reacción ante el peligro, como el de un depredador hambriento, nos hubiese dado muy poco margen de reacción/protección y posiblemente hubiésemos sido eliminados/devorados. Fin del juego.
Sin embargo, gracias a ese estado permanente de alerta, pudimos adelantarnos e idear formas de cuidado y protección, defensa y ataque, incluso la previsión.
En estos casos las gafas de los Y SIs resultaron mas que útiles, resultaron necesarias, imprescindibles.
Pero los años pasaron, fuimos evolucionando, al menos en algún sentido, y con ello también nuestras circunstancias.
Pero en esa evolución, nos olvidamos de reprogramar nuestro cerebro, de cambiar de gafas, y volver a aquellas que siempre hemos tenido pero hemos dejado olvidadas en la mesilla de los recuerdos.
Hoy te invito a tomar esas gafas, esas claritas, algo empolvadas pero perfectas para su uso, aquellas que están a mano, donde siempre estuvieron, pero simplemente olvidamos, las gafas del AHORA.
RECUERDA: cuando nuevamente aparezcan estos pensamientos inquietantes y perturbadores, porque seguirán apareciendo, ya que su función sigue siendo esencial para nuestra SUPERVIVENCIA, recuerda que puedes cambiar los Y Sis por el ¡AHORA!.
Respira hondo y pregúntate ¿como estás?, ¿donde estás? y sobretodo, cuando los pensamientos te asalten pregúntate:
¿Para qué aparece este pensamiento?
¿Existe algo a lo que en este momento deba prestarle atención?
¿Me ayudará ello en algo?.
Mas de una vez, las respuestas serán vacías, sin sentido, a lo que a continuación puedes regalarte 3 respiraciones profundas, conscientes, soltar y continuar tu día.
Disfruta del Vivir
Disfruta del Ahora
Permítete Ser Feliz
#PermíteteSerFeliz
Junio 2022