Si nos ponemos a pensar, hablar de las EMOCIONES no suele ser tan sencillo como pareciera, como quien habla del clima, como algo que es “obvio”, que es “de sentido común”. Y todo ello puede deberse, en principio, porque las Emociones no se pueden PENSAR, se pueden SENTIR.
Convencionalmente se le ha dado una definición racional, un contenido, para poder hablar de ellas, juzgarlas, etiquetarlas, calificarlas pero ¿a cuántos nos han enseñado a sentirlas y a partir de allí definirlas? Probablemente a muy pocos.
Las Emociones son aquellas reacciones instintivas que aparecen en el cuerpo y que son disparadas, de forma consciente y, sobretodo inconsciente, por sucesos o hechos que nuestra mente capta y/o recuerda.
Las Emociones no se pueden CONTROLAR, no se pueden evitar, mucho menos eliminar. Lo que podemos hacer con ellas, una vez conocidas y reconocidas en nosotros mismos, de forma singular, particular, es percibir su aparición, y a partir de allí podemos saberlas GESTIONAR.
Esta dificultad que tenemos de conocer y contactar con nuestras emociones nos viene dada, o mas bien inculcada, desde pequeños, desde que nacemos y vamos creciendo, siendo condicionados, sobretodo en la educación antigua tradicional, según nuestro género: si eres hombre, “los hombres no lloran”; “los hombres son fuertes, no se quejan, no les duele”; “eres un valiente, eres un hombre”. De otro lado estábamos las niñas, “las niñas son delicadas y sensibles”; “las niñas lloran por todo”; “las niñas son débiles”. En ninguno de los casos había el reconocimiento y la validación de la emoción surgida sino todo lo contrario, la represión y la asociación de la sensibilidad con la debilidad e incluso inutilidad.
Nos enseñaron a clasificarlas como Emociones Positivas como la alegría, la felicidad, vs las Emociones Negativas como la tristeza, el dolor, la rabia, la ira.
Hoy sabemos que ello no es así y que por el contrario TODAS LAS EMOCIONES SON VALIDAS Y NECESARIAS, porque cada una de ellas tiene un sentido, un porque, una tarea sanadora para nosotros, seres humanos.
Negarlas y/o reprimirlas nos hace daño, nos envenena, nos hace contener una sensación que tarde o temprano buscará una salida, y ésta se puede dar a modo de estallido de volcán y frente a una situación y/o persona de forma desmedida, escapando las proporciones del hecho, acto, situación, y generando daños innecesarios para con los demás, pero sobretodo, y, lo mas grave, para con uno mismo.
Aprende a identificarlas, conocerlas y reconocerlas en ti, abrazarlas, darles lugar y prestar atención a la información que trae para ti.
Son un regalo.
Descúbrelas.
#PermíteteSerFeliz
Septiembre 2021