¿TE CUENTO UN CUENTO?
EL REY CICLOTÍMICO*
- Jorge Bucay –
Comparto este cuento que en estos días estuvo muy presente en mi.
Siento que el nubarrón que dio lugar al post pasado se ha desvanecido, ya ha vuelto todo a la calma… y ESTO, TAMBIÉN PASARÁ.
Tenlo a mano y recuérdalo SIEMPRE.
Había una vez un rey muy poderoso que reinaba un país muy lejano. Era un buen rey. Pero el monarca tenía un problema: era un rey con dos personalidades.
Había días en que se levantaba exultante, eufórico, feliz.
Ya desde la mañana, esos días aparecían como maravillosos, los jardines de su palacio le parecían mas bellos, la gente mas amable y eficiente, la comida mas sabrosa, etc
En estos días, el rey bajaba los impuestos, repartía riquezas, concedía favores, todo era maravilloso y todos podían disfrutar de ello.
Pero también habían de los otros días.
Días negros, en los que quizá dormir un poco mas hubiese sido una buena elección pero para cuando se daba cuenta de ello ya era tarde, el sueño lo había abandonado.
En estos días, todo estaba mal, percibía a los sirvientes de mal humor e ineficientes, el sol le molestaba, la comida estaba insípida, el café frio, la mañana gris.
En estos días, recibir a la gente y escuchar sus peticiones le generaba mayores dolores de cabeza.
Era precisamente en estos días en los que aumentaba los impuestos, incautaba tierras, era muy desconsiderado y desagradable. Vivía temeroso del futuro y del presente, perseguido por los errores del pasado y en donde la palabra mas usada era ¡NO!.
Consciente de los problemas que estos cambios de humor le ocasionaban, convocó a los sabios, magos y asesores del reino para que buscaran una solución a esas variaciones de ánimo que ocasionaban tantos beneficios como perjuicios según se diera el día.
Les pidió que trabajasen en una pócima, remedio, brebaje o conjuro que lo ayudara a no ser tan absurdamente optimista como para no ver los hechos, ni tan ridículamente pesimista como para oprimir y dañar a los que quería.
Al cabo de unos días, éstos se presentaron ante el rey sin solución alguna.
Esa noche el rey lloró.
A la mañana siguiente, un extraño y misterioso visitante, de tez oscura y túnica raída por el tiempo, pidió audiencia con el rey.
- Majestad – dijo el hombre con una reverencia, del lugar de donde vengo se habla mucho de sus males y su dolor. He venido a traerle el remedio.
Y bajando la cabeza, acercó al rey una cajita de piel.
El rey sorprendido y esperanzado la abrió. Encontró en ella un anillo plateado, quizá de algún metal de no mucho valor en si.
– Gracias – dijo el rey entusiasmado
-¿Es un anillo mágico? – preguntó
– Por cierto lo es – respondió el viajero – pero su magia no actúa sólo por llevarla en su dedo… Todas las mañanas, apenas se levante, deberá leer la inscripción que tiene el anillo. Y recordar esas palabras cada vez que vea el anillo en su dedo.
El rey tomó el anillo y leyó en voz alta:
DEBES SABER QUE ESTO TAMBIÉN PASARÁ
– FIN –
- Extraído de Recuentos par Damián, Jorge Bucay
#PermíteteSerFeliz
Julio 2022